Con motivo del fallecimiento de Jimy Cliff, una de las grandes estrellas del reggae, y como tributo a su figura, recupero el texto sobre Caiga quien caiga (The Harder They Come), la película de Perry Henzell que protagonizó en 1972, aparecido en el libro Sueños eléctricos. 50 películas fundamentales de la cultura rock (UOC, 2016).
La primera película de Perry Henzell sobrepasa su condición de film musical para convertirse en título clave dentro del contexto del cine caribeño, ya que Caiga quien caiga es, de hecho, la primera cinta oficial de producción jamaicana de la historia. Además, resultó clave en la popularización internacional del reggae, antes incluso de la conversión de Bob Marley en estrella global, hecho al que no es ajena la participación en el proyecto de Chris Blackwell (Island Records) como productor ejecutivo (sin acreditar).
El protagonista es Jimmy Cliff, un cantante que había publicado su debut discográfico en 1967. En el film encarna a un chico de pueblo llamado Ivanhoe Martin (basado en un delincuente real de los años cuarenta, popularmente conocido como Rhyging), que viaja a Kingston con la intención de grabar un disco, pero encuentra todo tipo de dificultades en la gran ciudad. Nada más llegar, pierde todas sus pertenencias a causa de un robo callejero y se ve abocado a pernoctar en la calle, sin posibilidad de encontrar trabajo y tratando de sobrevivir como puede. Un predicador le acogerá en su iglesia, pero también le impondrá unas normas contra las que se rebela, al tiempo que establece contacto con un productor musical y una red de distribución de marihuana. Pero durante una redada, dispara y mata a un policía. Convertido en un fugitivo, trata de esconderse en el campo, hasta que es localizado y abatido por los agentes de la ley, en un tiroteo final que remite a Django (Sergio Corbucci, 1966), spaghetti western protagonizado por Franco Nero que el propio Ivanhoe ha visto en una sala de cine a su llegada a la ciudad.
Pese a la escasez de presupuesto y medios, Henzell, que también se hace cargo de la producción y el guión (en colaboración con Trevor D. Rhone), elabora un retrato realista de la Jamaica de los años setenta que, por momentos (la secuencia en el vertedero de basura), podría confundirse con un documental. Lejos de ofrecer una visión idílica de la vida en la isla, afila el discurso crítico y muestra un país ahogado por la miseria, la violencia, la droga, la corrupción y el fanatismo religioso. Su mirada sobre el negocio discográfico es un buen ejemplo: Tras un intento fallido de trabajar con el empresario musical más importante de Kingston, Ivanhoe graba con un productor independiente, que le tima. La canción resultante, The Harder They Come, no logra acceder a las emisoras de radio, todas bajo control del principal sello de la ciudad, ante el que finalmente tiene que claudicar, vendiendo sus derechos de autor por veinte míseros dólares. Las coacciones a los locutores son habituales en un negocio monopolizado por un único productor, y solo cuando Ivan se pliega a sus leoninas condiciones consigue que su single llegue a las ondas.
La descripción del funcionamiento del negocio de las drogas no es más complaciente. La película muestra sin tapujos cómo se realiza el tráfico de marihuana (en grandes sacas que viajan al extranjero en aviones que apenas tocan el suelo de Jamaica para despegar nuevamente con el cargamento en la bodega) y la implicación de la policía en el proceso. Más aún: La muerte de Ivanhoe será producto de un acuerdo entre las autoridades y los traficantes, ya que ambos desean la desaparición de un personaje que, gracias a la popularidad de The Harder They Come, que alcanza la categoría de himno, se está convirtiendo en un auténtico héroe callejero.
Caiga quien caiga establece abiertamente la relación entre la industria del reggae y el consumo de marihuana, y pese a la precariedad de medios con que está realizada es un impagable documento que explica la idiosincrasia particular de Jamaica (pocos habían visto en un cine peinados a base de dreadlocks o escuchado el idioma patois) y el caldo de cultivo donde se gestó un género musical que conquistaría el mundo en años posteriores. En ese sentido, la banda sonora de la película fue decisiva en el impacto del film, y todas sus canciones son clásicos hoy en día: You Can Get What You Really Want, Many Rivers To Cross, Sitting Here In Limbo y, por supuesto, The Harder They Come (todas de Jimmy Cliff), Pressure Drop y Sweet and Dandy (ambas de The Maytals), Johnny Too Bad (The Slickers), 007 Shanty Town (Desmond Dekker), Hold Your Brakes (Scotty) o Rivers of Babylon (The Melodians, acreditados como Melodiana) catapultaron un film en el que también hace una breve aparición como DJ el cantante, compositor y productor Prince Buster, una de las más importantes figuras del ska y el rocksteady.
También inspirada en la historia del propio Cliff, que había nacido en 1948 en St. James, al norte de la isla, y se había trasladado en 1962 a Kingston, donde se introdujo en el ambiente musical de la capital, Caiga quien caiga tuvo un gran éxito en su país de origen, donde según palabras de su director, “que la población negra se viera por primera vez en la pantalla generó una reacción popular increíble”, pero además se convirtió en un título de culto en Estados Unidos, donde fue distribuida por Roger Corman. En Inglaterra, el cineasta y DJ Don Letts recuerda que el film “me dio un verdadero sentido de empoderamiento, una sensación de identidad mucho más relevante que Shaft (Gordon Parks, 1971) o Super Fly (Gordon Parks Jr., 1972). Nos enseñó sobre nuestra cultura. Yo tenía el elemento musical sobre la vida en Jamaica, pero me faltaba el visual. El modo en que Henzell entreteje la música con el argumento es remarcable y me dejó una impresión que ha inspirado mi vida y mi trabajo. Filmó en lugares que no habíamos visto antes: El gueto, el canal, no la postal típica de Jamaica. Fue a través de Caiga quien caiga y del punk como conseguí el estilo que quería para expresarme” (del libro Culture Clash: Dread Meets Punk Rockers, de Don Letts y David Nobakht).
Como él, muchos jamaicanos de segunda generación, nacidos lejos de la isla, establecieron un vínculo con sus orígenes gracias a la película.
