Hasta donde alcanzan mis recuerdos relacionados con la música, y quizá por razones generacionales, The Clash ha sido una de mis bandas de cabecera desde que tuve ocasión de escucharlos por primera vez. Sí, los Sex Pistols eran la bomba y grabaron un disco magistral, pero solo uno. La autodestrucción formaba parte ineludible de su propuesta, mientras que The Clash querían perdurar. A veces, es cierto, incluso se les notaba demasiado. Pero tenían un dúo compositivo imbatible, formado por Joe Strummer y Mick Jones.

Mi guitarrista favorito es John McGeoch. A su desbordante creatividad se suma el hecho de que militara en Magazine, Siouxsie & the Banshees y Public Image Limited. Set y partido, como se suele decir. Pero el segundo puesto lo ocupa Mick Jones, un instrumentista sutil, con gran talento melódico y nada proclive a los alardes típicos del guitarra solista, el contrapunto perfecto a la anfetamínica forma de tocar la rítmica que tenía su compañero Strummer. Además, fue el cantante de algunas de las mejores canciones de la banda, como Stay Free, Train In Vain, Lost In The Supermarket o, claro, Should I Stay Or Should I Go.

Nunca vi a The Clash en directo. Sus únicos conciertos en España se celebraron en Madrid, Barcelona y San Sebastián, entre finales de abril y principios de mayo de 1981. Yo contaba 14 años y ni me enteré de su visita. Pero, con el paso de los años, fui teniendo la oportunidad de hablar con ellos por separado. Primero con el bajista Paul Simonon, cuando en 1991 recaló en la sala KGB de Barcelona con su banda Havana 3AM. La charla apareció en Rockdelux, pero no está disponible online. Diez años después, en 2001, llegó el turno de Strummer, en una entrevista que publicó el mensual Efe Eme en papel y después fue recuperada en su web. Tuvo que pasar otra década más para que cerrara el círculo charlando con Mick Jones, a raíz del regreso de Big Audio Dynamite (BAD), el grupo que formó tras ser despedido de manera fulminante de The Clash por parte de los otros dos, en un triste episodio que dejó herida sin remedio a la banda.

En 2011, el FIB anunció que la gira de reunión de BAD pasaría por Benicàssim y parecía la ocasión perfecta para pedir una entrevista y saldar la deuda. Máxime cuando no eran precisamente cabezas de cartel y el acceso a Jones debía ser fácil. Dicho y hecho. Hablé con Ernesto González, también músico (Pribata Idaho, Grupo Salvaje), responsable de prensa del festival y, sobre todo, excelente persona (lástima que nos dejara en 2020), e hizo las gestiones pertinentes para que pudiéramos mantener una conversación telefónica.

Como seguidor de The Clash, había prestado atención desde el principio a Big Audio Dynamite, formación multirracial que ponía mucho énfasis en el uso de caja de ritmos y samples, sin perder la cualidad melódica que caracterizaba a Jones. Los vi en directo por partida doble en 1987, cuando se metieron entre los teloneros de U2 en el Santiago Bernabéu y su compañía discográfica aprovechó que llegaban a Madrid con antelación y les organizó un concierto el día previo en la sala Jácara.

En la entrevista, Jones se mostró divertido, cercano, y dispuesto a abordar todos los temas planteados, que no fueron pocos. El resultado apareció en Neo, el suplemento semanal del diario Levante.

MICK JONES (BIG AUDIO DYNAMITE)

COMO EL PRIMER DÍA

Fue uno de los grandes protagonistas de la escena punk inglesa. Con The Clash, junto a Joe Strummer y Paul Simonon, Mick Jones legó para la posteridad el manual de instrucciones del rock de combate y cambió para siempre la historia de la música popular. Tras su dolorosa salida del grupo, formó Big Audio Dynamite (BAD) con Dan Donovan, Greg Roberts, Leo Williams y el cineasta y disc jockey Don Letts, que regresan a los escenarios casi treinta años después de su debut.

¿Cómo surgió la idea de reformar BAD?

El año pasado, como sabrás, estuve tocando con Gorillaz. De hecho, fuimos a Benicàssim. Durante toda aquella gira estuvimos hablando del tema y viendo que era posible hacerlo. Cuando terminamos el tour me di cuenta de que había una oportunidad real, tenía sentido y daba continuidad a lo que había estado haciendo en los últimos años.

¿Fue Benicàssim el punto de partida?

No, el FIB fue solo una de las escalas de Gorillaz. Curiosamente, con BAD vamos a tocar en bastantes de los festivales que hicimos el año pasado con Gorillaz. Es interesante, porque visitaremos los mismos sitios con muy poca diferencia de tiempo, y además iremos a otros nuevos. No hemos tocado juntos en más de veinte años, así que será agradable ver cómo responde la gente y, también, cómo hemos progresado nosotros.

La decisión resulta curiosa, teniendo en cuenta que siempre te negaste a una reunión de The Clash.

Es cierto. Nunca nos pareció que era el momento adecuado. Y no llegamos a ningún acuerdo conjunto. Las veces que se planteó, siempre había alguno de nosotros haciendo otra cosa que lo impedía. Cada uno estaba involucrado en lo suyo. Y, probablemente, es mejor que fuera así, porque la gente recuerda muy bien a The Clash, así que realmente no hacía falta que volviéramos, mientras que lo de BAD es otra cosa. No nos hemos reunido cada par de años, sino que hace mucho tiempo que no tocamos, así que no está mal revisitar aquel repertorio y comprobar cómo nos ve la gente ahora.

¿Fue sencillo reunir a la formación original de la banda?

Sí, muy fácil. La mayoría de nosotros vivimos en la misma zona de Londres. Hemos estado en contacto durante todo este tiempo, solemos vernos con frecuencia y nos llevamos bien, así que ha sido muy natural.

Hace unos años entrevisté a Don Letts y me dijo que nunca supo tocar, que en BAD tenía unos adhesivos en las teclas para saber cuál debía presionar en cada momento. ¿Ya ha aprendido?

¡Es cierto! ¡Y sigue sin saber tocar! (risas) Pero le hemos comprado pegatinas nuevas. Más grandes, porque ahora lleva un teclado mayor. Es muy divertido.

¿Crees que BAD fue un grupo adelantado a su tiempo?

Quizá nuestro momento pueda ser el presente, porque en la época en que funcionaba el grupo, los años ochenta, eran otras bandas y otro sonido los que estaban de moda. Interesaba más Sigue Sigue Sputnik, por ejemplo. Creo que ahora se puede identificar un poco mejor lo que intentábamos hacer. El material mantiene la integridad original, por lo que puede que suene mejor actualmente. Esto de la reunión es extraño, nunca había hecho algo así antes, así que está siendo un proceso de aprendizaje muy interesante.

¿Te acuerdas de los shows que disteis en Madrid en 1987? Fue una noche en la sala Jácara y, al día siguiente, en el Estadio Santiago Bernabéu, con UB40, The Pretenders y U2.

¡Lo recuerdo! No estoy seguro de la formación, creo que fue la segunda. De lo que sí me acuerdo es de estar sentado en la parte de atrás del estadio, escuchando a U2 y pensando: «¿Qué es lo que he hecho mal?» (risas)

Has comentado que no descartas la posibilidad de grabar nuevo disco. ¿Es cierto?

Tenemos bastante repertorio que nunca vio la luz y que suena muy bien. De hecho, algunas canciones están escritas en colaboración con Joe Strummer, y el grupo me está intentando convencer, así que es cuestión de encontrar el momento para hacerlo. Hay una posibilidad real, sí.

¿Cómo ha ido la gira por Inglaterra?

Muy bien, lo hemos pasado en grande. Creo que la nuestra es la mejor de todas las giras de reunión que se han hecho (risas).

¿Y Gorillaz? ¿Vas a seguir colaborando con Damon Albarn?

Sí. Lo cierto es que siempre hemos considerado Gorillaz como una banda, pero es ahora cuando la relación entre nosotros se ha estrechado y podemos calificarla realmente como tal. Es algo diferente a todo lo que había hecho antes, porque Gorillaz nació como un proyecto virtual, en realidad era un grupo de dibujos animados, y ahora se ha establecido una batalla entre los dibujos y los músicos reales. Era una apuesta arriesgada llevarlo al escenario, porque podríamos haber parecido una banda tributo a Gorillaz, pero ahora es muy posible que en el futuro hagamos algo más. No puedo garantizarlo, porque es un proyecto grande, con mucha gente involucrada, y tanto Damon como los demás también estamos metidos siempre en otros asuntos. De hecho, suelen pasar cinco años entre un disco y el siguiente. Quién sabe lo que puede ocurrir.

¿Crees que, de algún modo, bandas como Gorillaz están recogiendo el concepto musical de The Clash?

Es posible que, si The Clash hubiéramos seguido adelante, estuviéramos haciendo algo similar, porque es indiscutible que en la etapa final de The Clash había ciertos indicadores que permitían detectarlo. Canciones como The Magnificent Seven, por ejemplo. Cuando fundamos BAD, mi idea era, precisamente, acercarme a la música que empezaba a sonar en los clubes y combinarla con el rock.

En otra entrevista, Joe Strummer me dijo que el punk no había sido la última revolución rock. Que el hip hop y la electrónica han sido igual de importantes. ¿Estás de acuerdo?

Por supuesto. Creo que, de algún modo, el hip hop fue equivalente a lo que hicimos con el punk, en términos de devolver la música a las calles, solo que se originó en América. El problema es que no tuvo la explosión mediática del punk inglés, pero era música de la calle. Originalmente, tenían en común que eran música que representaba a una comunidad, y eso provoca sentimientos muy fuertes.

Siempre has colaborado con bandas caracterizadas por la mezcla de ritmos diversos, como Los Fabulosos Cadillacs, con quienes grabaste Mal bicho. ¿Detectas la semilla de The Clash en grupos actuales?

¡Oh, por todas partes! Pero nunca me atribuiría crédito por ello. Creo que es más una idea que un sonido determinado. Es algo que continúa estando presente en la música hoy en día.

Como productor, trabajaste con Ian Hunter, Ellen Foley o Theatre of Hate, además de los discos de BAD, pero tu consagración en ese terreno llegó con The Libertines. ¿Qué viste en ellos?

Eran especiales, tenían encanto, estaban plenamente vivos. La primera vez que los vi, me llamaron la atención de inmediato. Tuve suerte al encontrarlos. Recuerdo que se lo comenté a Joe: «Esta gente es como nosotros».

¿Recibes muchas ofertas para producir?

No demasiadas, porque tampoco es un objetivo prioritario. Es solo una parte de lo que hago. Y disfruto con ello. Hice los dos discos de The Libertines y el primero de The Babyshambles, así que ya tengo mi particular trilogía Star Wars (risas). Quizá debería hacer también las precuelas.

Hace unos meses, el músico estadounidense Chuck Prophet y una banda llamada Spanish Bombs giraron por España tocando London Calling. ¿Lo sabías?

Sé quién es Prophet, pero no tenía ni idea del proyecto. Suena bonito. ¿Y qué canciones tocaban?

El disco completo, de cabo a rabo.

¿En serio? ¡Dios mío! Me hubiera gustado escucharlo.

De hecho, Chris Von Sneidern hacía de Mick Jones.

¿Ah, sí? Una vez me encontré con un tipo que tocaba en una banda tributo y me pareció que estaba imitando a Buddy Holly. Fui y le pregunté: «¿A quién estás imitando?» Y me dijo: «¡A ti!» (risas).

Todo el mundo considera London Calling el disco que, estilísticamente, abrió las puertas al punk. ¿Estás de acuerdo?

Yo diría que el disco que realmente hizo eso fue el primero de Ramones, porque nos puso las pilas a todos. En todo caso, creo que había muchas puertas que abrir en aquellos momentos.

Lo decía porque, en realidad, es un disco que esencialmente mira al pasado: rockabilly, swing… En la época en que apareció, grupos como Gang of Four, PiL, The Pop Group, Joy Division o Talking Heads corrían más riesgos, ¿no crees?

Entiendo lo que quieres decir. Pero creo que, aunque es cierto que el disco mira hacia el pasado, en mi opinión también pone la vista en el futuro. Cuando tocas en un grupo, debes mirar al pasado para encontrar lo que te gusta, lo que quieres hacer, y entonces trabajar en nuevo material que sea capaz de proyectar eso hacia el futuro. Hay una línea que una ambas cosas.

En 1990 grabaste con Aztec Camera la reivindicativa Good Morning Britain. ¿Podría aplicarse a la situación sociopolítica actual?

Pasa con muchas canciones. Hay mucho material actual que dice lo mismo que entonces, pero de otro modo. Es interesante ver cómo canciones con tantos años a la espalda maduran bien. Good Morning Britain casi suena mejor ahora. Siempre he intentado que la música sea un reflejo de lo que ocurre en su tiempo, y quizá porque hay hechos históricos que se repiten de manera cíclica, hay temas que mantienen la vigencia, porque aquel estaba relacionado con la política de Bush. Pero no me interesa demasiado hacer comparaciones con el momento actual, prefiero dejar la canción tal como está.

¿Crees que la música puede cambiar algo?

Siempre he dicho que, a nivel individual, es posible. A mí me cambió.

 

VIEJOS COMBATIENTES PUNK

Mick Jones mantiene en activo desde 2003 Carbon/Silicon, a medias con Tony James (Generation X, Sigue Sigue Sputnik). «Es un proyecto mayoritariamente centrado en internet. Hemos colgado bastante material que está disponible en la red, y seguiremos en el futuro, no creo que el regreso de BAD le afecte». De hecho, da la sensación de que, dentro de su modestia de planteamientos, Carbon/Silicon le da muchas satisfacciones. «Eso es verdad. Intento disfrutar de todo lo que hago, y me permite expresarme sin limitaciones».

Resulta gratificante escuchar a un músico de tu edad y experiencia mantener esa fe en la música.

Es mi vida. Ahora es más difícil, soy más mayor, pero me doy cuenta de lo valioso que es poder continuar haciéndolo. Me siento afortunado de hacer lo que hago y, algunas veces, ser remunerado por ello (risas).

¿Algunas veces?

Lo haría igualmente si no me pagaran.

Pues no se lo digas a los promotores…

Creo que, de todas formas, es probable que ya lo sospechen (risas).

Las fotos de apertura y cierre, ambas pertenecientes al concierto de Big Audio Dynamite en el FIB 2011, han sido cedidas amablemente por Liberto Peiró.